Se encontraba enredada en una gran madeja de lana, por más que intentaba salirse fuera, cada vez se sentía más liada. No buscaba deshacerse de ella, sabía que esa madeja era parte de ella, lo que le daba calidez a su corazón. Lo único que quería era lograr encontrar uno de los extremos.
A lo mejor si tira del hilo acaba deshaciendo la madeja que forma parte de ella, y ella, como consecuencia, cambia. No sabemos si a mejor o a peor.
ResponderEliminarLa ilustración me parece preciosa, no se de quien es, pero desde aquí le felicito.
Un saludo Su.
Tarea difícil encontrar los extremos... observa la madeja, a ver qué te dice!
ResponderEliminarY suerte!
¿Y si llegas a un extremo y no te gusta? No siempre conviene saberlo todo... ¿o sí?
ResponderEliminarUn saludo indio
Encontrar el extremo es como saber de dónde venimos: todo a su tiempo...
ResponderEliminarUn abrazo enredado :o)