Con el GPS en las manos temblorosas lloraba sin consuelo. Temía perderse las primeras palabras de su hija, los besos y abrazos de su mujer al llegar a casa, el que podría ser el último cumpleaños de su abuela, la posbilidad de decirle a su padre cuanto lo había echado de menos...
¡Esas son las mayores pérdidas! Y no creo que nos pueda ayudar la tecnología.
ResponderEliminarAlgunas cosas, como las primeras palabras de nuestros hijos, son cuestión de suerte, de estar con ellos en el momento preciso.
Otras cosas son cuestión de decisión, de decir y hacer las cosas que no nos atrevemos y que dejamos pasar el momento.
¡Hermoso e ingenioso microcuento que nos deja pensando en lo perdido que estamos y en lo que perdemos! :]
¡mUCHos salUCHos de UCH! :]
Me imagino al personaje con un agujero en medio y con ese GPS en su mano, palpitante y lleno de venas. Directo y conciso. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo, Su.
Como dice Héctor soy de las que pienso que la tecnología no puede ayudarnos a lo que nos hace esencialmente humanos/as, las relaciones humanas son cosa nuestra y si las cuidamos crecemos como personas.
ResponderEliminarUn beso que no quiere perderse nada
No hay GPS que valga.... como dice Hector.
ResponderEliminarUn abrazo
Chonita
Lo esencial es invisible a los ojos (le petit prince) y mucho menos para un gps. Un abrazo por ejemplo, no tiene coordenadas, o un atardecer.
ResponderEliminarTambién estoy con Hector. La exagerada Tecnofilia nos está deshumanizando (dicho esto desde un portatil con conexión ADSL a un grupo de gente que no conozco en persona)
ResponderEliminarPor eso mismo desde la distancia les doy las gracias de corazón y les envío abrazos bien sentidos...
ResponderEliminar