viernes, 16 de julio de 2010

Noche mágica

Llegó a aquella extraña ciudad sin comprender muy bien lo que sucedía allí esa noche. Sus habitantes desprendían una energía inusual. Nunca antes había visto, de todos los lugares que había visitado, esa magia colectiva.
Paseó por las calles, se paró a contemplar las plazas, se detuvo en las esquinas, toda la ciudad estaba como a la expectativa de la llegada de un gran acontecimiento que no se podía ni imaginar.
Cuando los primeros rayos del sol comenzaron a hacer su aparición, una melodía invadió el ambiente de donde se encontraba, los murmullos de la gente se silenciaron y sustituyeron por los aplausos acompasados.
Sus pies en ese momento comenzaron a guiarle, tenían vida propia, no se encontraba con fuerzas ni ganas de mostrar resistencia, se sentía uno más de aquella mágica ciudad.
La música lo guiaba como si fuera una marioneta, cuando lo introdujo en aquella caseta, dejó de ser él, se había convertido en un enano danzarín.

5 comentarios:

  1. Interesante relato. Aunque con un punto de desconcertarte, estamos en digerirlo bien. Me gustó.

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  2. Expresaste muy bien lo que se siente la noche de los enanos. Es algo que sólo se puede explicar a través de la magia, que hace que cualquier cosa sea posible...
    No hay truco. Hay magia.
    Un abrazo.

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  3. Hay que regresar a la magia. Ya olvidamos cuando nos olvidamos de ella, cuando dejamos de vivirla. !Abrámos los ojos, está ahí!

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  4. Has hecho más mágica todavía la noche de los enanos... y me has robado la idea del tema del micro, pero creo que podré hacerlo aún porque el mío iba de otro rollo...
    Abrazos danzarines

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  5. Cada cinco años, en La Palma, hay una noche mágica.
    Gracias y abrazos mágicos

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