Siempre le habían dicho que los partos eran muy dolorosos y por eso, quizás, había decidido postergarlo y vivir de una manera acomodada, sin preocupaciones ni sufrimiento.
Lo que no sabía era que ese momento tarde o temprano llegaría, ni que por muy doloroso que fuera, después, a la larga, agradecería eternamente haber dado el paso.
Lo que no sabía era que ese momento tarde o temprano llegaría, ni que por muy doloroso que fuera, después, a la larga, agradecería eternamente haber dado el paso.
Esta es la primera vez que me estreno en tu blog, aunque he leído los relatos. No se por qué pero me vino música brasileña pensando en esa feliz cosa que es parir, dar a luz, a un ser, a una idea, a un paso, lo que sea. Música relajante para el parto.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=ZfKcH7wCMmg
Siempre es bueno dar pasos, incluso como los cangrejos... pero tu eres de las que caminan hacia delante (con dos c...)
ResponderEliminarUn abrazo!
Suele pasar que cuando nos enseñan que algo duele, lo asumimos de tal forma que al final duele. Sin embargo hay quien se entrena en el no-dolor en circunstancias que a todos nos dolería, pero ellos consiguen no sentirlo. Con esto te digo, que mentalizarse en lo positivo es importante a la hora de enfrentar un momento doloroso.
ResponderEliminarUn saludo
Es curioso que un momento tan importante venga acompañado de dolor, pero se debe sentir también tanto amor a la vez, que al final gana éste seguro.
ResponderEliminarPuedo imaginar el miedo que produce ese dolor, del que todas las mujeres hablan como de algo bestial. También la satisfacción que produce ver al hijo en brazos de una. ¿Será que el amor de la madre se forja en torno a ese dolor que comparten ella al parir y el hijo al nacer?
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
PABLO GONZ
Por suerte, con lo que nos quedamos al final, es con la satisfacción de lo conseguido, que es mayor cuanto más es el esfuerzo.
ResponderEliminarGracias