No sé lo que pudo pasar. Aquel líquido tan fresco debería haber bajado al estómago, pero sin embargo, no sé por que extraño mecanismo, se me ha filtrado en el cerebro... mis pensamientos comienzan a hacer una maratón, a bailar, a volar dentro de mi cabeza, mis pies parece que no saben que la distancia más corta es la línea recta.
Quiero ser capaz de decir dos palabras seguidas que tengan un mínimo sentido y sin acabar llorando o riendo. Quiero ser capaz de levantarme de esta cama sin que todo de vueltas a mi alrededor.
¿Pero qué es lo que he bebido?
Ja ja ja, tienes tequila en el cerebro bailando contigo... aprovecha que son dos días :)
ResponderEliminarIgual la pregunta no es tanto qué, si no cuanto.
ResponderEliminarSeguro que has bebido algún brebaje perdido en la noche de los tiempos. Alguna oscura poción que te acerca a la luz oscura. No te preocupes. La salida está cerca de la paciencia.
ResponderEliminarBlogsaludos
Te agardezco tu paso por mi blog Su, bienvenida espero que nos sigamos leyendo.
ResponderEliminar¿Qué bebiste?
Eso, eso ¿qué has bebido?...¿Te gustó como te sientes? Eso es importante.
ResponderEliminarun abrazo
Mmmm, me da la impresión de que todos piensan que este relato está basado en una historia real de la protagonista...
ResponderEliminarGracias y besos
Ay, Su, es que te delatas tú solita! :o)
ResponderEliminarUn abrazo
Tanto el personaje principal del relato como su compañía son pura ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Lo que me asombra es tu creatividad literaria en "esas condiciones" ficticias...
ResponderEliminar¿Qué has bebido? ¡El tequila que todo lo cura!
Creo que ha sido el tequila que todo lo mata, destilado por un taxista del Río de la Plata
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