Ahí fuera había mucho ruido, casi estábamos acostumbrados, al fin y al cabo, convivíamos desde hace mucho con él. No sabíamos que gradualmente nos estaba dejando sordos, sin capacidad para escuchar nuevos sonidos.
Un día, agobiados e impotentes por esa situación, decidimos compartir por lo que estábamos pasando. No podíamos hablar porque no se nos escuchaba, por lo que nos limitamos a sentarnos en círculo, darnos la mano como signo de comprensión, cerrar los ojos y escuchar. Poco a poco, como si fuera algo mágico, empezamos a oír nuestros propios sonidos ¡Estábamos vivos!. Y con los ojos cerrados, nos dimos cuenta de que escuchándonos teníamos la capacidad de visualizar un nuevo mundo, diferente.
Lo realmente sorprendente fue que, al abrir los ojos, ese mundo que imaginamos se había hecho realidad.
Así será. Cuando estemos dispuestos a tenerlo todo. A perderlo todo también.
ResponderEliminarBesos... utópicos.
:)
Me encantan las partes diferenciadas. Y el que ese mundo a punto del colapso fuese rescatado al fin.
ResponderEliminarMuy bueno!
Un abrazo!!
Me encaaaaantaaaaaa!!!! Quiero sentarme contigo en ese círculo. :-)
ResponderEliminarSaludillos
Así es cómo a veces dejamos de escucharnos, y volvemos a hacerlo en un círculo de ruidos y silencio. Me ha gustado tu cuento Su, está lleno de sabiduría.
ResponderEliminarUn abrazo
Parece tan sencillo como una de esas técnicas de relajación o uno de esos juegos de campamento al aire libre, sin embargo nunca encontramos el momento ni el lugar. Ya lo decía Sabina "...y con tanto ruido no escucharon el final"
ResponderEliminarMuy bonito Su, abrazos silenciosos
Hermoso.
ResponderEliminarVarios mundos en uno, me ha gustado la idea.
ResponderEliminarUn saludo.
Siempre hay tiempo para recomenzar.
ResponderEliminarUn besito
"Lo realmente sorprendente fue que, al abrir los ojos, ese mundo que imaginamos se había hecho realidad."
ResponderEliminarmuy bueno!!!
Besos Su
Buen reflejo de las flores y luces
ResponderEliminarAbrazos
Ese ruido que tapa todo lo auténtico.
ResponderEliminarRUIDO
Besos.
Gran parábola.
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