La suya fue una historia de pequeños amores, de esos que por el hecho de serlo se transformaban en grandes y llenaron su vida.
Hoy miraba hacia atrás y reflexionaba sobre su evolución. Le costó muchas lágrimas asimilar que su vida se compondría de eso, de pequeñas dosis de amor, unas veces devueltas y otras no, pero siempre con un final que parecía no tener un nuevo comienzo.
Con el tiempo las lágrimas le sirvieron para limpiarse los ojos y ver que el amor siempre está ahí. Si quería, podría vivirlo de otra forma. Y lo intentó, decidió amar y recibir lo que se le diera, sin más.
Hoy esbozó una pequeña sonrisa. Cuando al fin consigue llenar su vida de grandes amores, llegaba quien se quedaría para siempre a su lado. Al fin, exhaló en paz.
Qué triste!
ResponderEliminarLe tomó la vida aprender a vivir.
Será que ése es el destino del hombre?
Siempre es un gusto leerte Su.
Gracias por tus palabras en Pasen y vean.
Besos
Ay el amor que tanto da de qué hablar. Eso con mayúsculas y otros con minúsculas. Y mientras tanto el aire que trae nos llena y vacía los pulmones.
ResponderEliminarUn abrazo
El micro iba sumando pesares y al final se ven diluídos por el gran problema. Triste y a la vez alegre al ver que la vida se repite en cada uno de nosotros.
ResponderEliminarBlogsaludos
Quizás me equivoque en mi interpretación pero me da la sensación de que ese que llega para quedarse siempre a su lado viene "del otro lado". Es una historia que me transmite melancolía, frustración y resignación hasta que llega a ese final liberador. Un abrazo.
ResponderEliminarCelebro que al fin haya encontrado la paz. Da igual el tiempo que haya necesitado para llegar. Amor, amor, amor... como respirar, comer o descansar.
ResponderEliminarGracias por la mención, Mpl... :)
ResponderEliminarLo importante es que cuando vaya perdiendo amores le quede al menos un pequeño trocito de corazón para volver a amar. Creo que lo logró y por eso pudo alcanzar la paz.
ResponderEliminarNo sé si estoy totalmente equivocada, pero yo no lo veo como tristeza. Seguramente todos esos pequeños amores a lo largo de su vida le hicieron llegar al momento final, sin ellos no sería lo que hoy es...
ResponderEliminarNo hay un fin sin un comienzo, ni un comienzo sin fin, así es la vida, un corto período de tiempo. Un relato que es todo sentimiento, ese es tu sello, Su. Un abrazo.
ResponderEliminar¿Dónde empieza o acaba un fin? y las lágrimas ¿empañan o limpian la vista?. Todo es relativo no crees?.
ResponderEliminarUn abrazo
No sé... a mi me parece que se enamoró de la muerte, pero es una interpretación más... en todo caso aprender a vivir, a tomar lo que llega sin más, a disfrutar con lo pequeño y lo grande, me parece un gran aprendizaje.
ResponderEliminarUn abrazo
Patricia, la vida es para aprender. Tomó una buena decisión.
ResponderEliminarPues sí, Bicefalepena, da mucho que hablar y es como el aire, el motor de la vida.
Eso es, Adivín, triste y a la vez alegre, de las primeras tristezas emerge la alegría.
Pedro Alonso, tu interpretación es tan cierta como cualquier otra, y el sentido, es ese.
Relatadamente, yo también lo celebro, no hay nada mejor como al fin conseguir la paz.
Kum*, sabes que no tienes que dar las gracias.
Exacto Cybr, lo importante es quedarse con el trocito de corazón que permite dar un amor puro, sano.
Si More, todos esos pequeños amores forman parte de la historia vital, de lo que hoy es.
Gracias Maite, sí, así es la vida, comienzos y fines, pero también entremedios.
Todo es relativo Ángeles, depende del significado que cada uno quiera darle.
Anita, lo importante es saber llegar a eso, a aprender a vivir y a disfrutar con lo pequeño y lo grande.
Abrazos y besos de corazón, con amor...
Hermoso y melancólico...
ResponderEliminarSiempre estamos aprendiendo a vivir.
Besoss
Así es Maria Coca, lo estupendo es saber transformar lo aprendido en algo positivo.
ResponderEliminarAbrazos de aprendiz