Se fue hasta la discusión que había tenido con su jefe, aún en ese momento deseaba tirársele al cuello. Viajó al banco desesperado por convencer al director de que necesitaba el dinero para comprarse el coche. Cuando se dio cuenta, recordó lo que echaba de menos a su novia y lo que le gustaría que volviera a estar con él.
Un violento golpe con el filo de la puerta le recordó que donde estaba, era aquí.
Siempre hay golpes que nos devuelven a la realidad. Un beso.
ResponderEliminarEs terrible revivir situaciones dolorosas, frustantes y, encima, regresar de un porrazo.
ResponderEliminarBesos
Aquí y ahora.
ResponderEliminarBesos.
Eeeeeeeeeeeeesa es mi chica!!!
ResponderEliminarAhora ya sólo falta pasarlo a la práctica :)
Besos ...ahora.
Aquí, con la mirada fija en ti, sin mirar para los que no te arropan, clavada en tu conciencia y revitalizada por tu amor.
ResponderEliminarBlogsaludos
Los golpes d e la vida...
ResponderEliminarEs la primera vez que paso por aqui y me ha gustado mucho tu blog, tienes un ingenio increible en la escritura, espero no te moleste si regreso.
Saludos.
Tu relato me ha ayudado a recordar que no existe otro lugar más que aquí, ni otro momento más que éste. Lo tendré presente. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarLa realidad nos da con la puerta en las narices, y nunca mejor dicho.
ResponderEliminarEs mejor ir paso a paso y cada cosa a su tiempo...
es cierto.
Un abrazo
Claro, es que cuando estás en otra cosa te golpeas con todo...
ResponderEliminarMuy bueno, no lo había visto!
Abrazo