Finaliza la comida y comienza la sobremesa, rodeados de gente pero solos. Complicidad, miradas, necesidad de contacto que no se resiste bajo la mesa, caricias, abrazos de brazos, juegos de dedos, manos calientes, mi cabeza sobre tu hombro, gozo. Todo. Nada.
Y esa sensación de casi tocar ese bello sueño, esa sutil caricia entre la vigilia y el sueño, ese todo o nada, lo dice todo.
ResponderEliminarMe encantó.
Un saludo!
Muchas gracias.
ResponderEliminarUn saludo
Como decía Silvio...
ResponderEliminarTú me recuerdas el prado de los soñadores,
el muro que nos separa del mar, si es de noche.
Tú me recuerdas, sentada,
ciertos sentimientos
que nunca se sabe que traen en las alas:
si vivos o muertos.
Me quito el rostro y lo doblo
encima del pantalón.
Si no he de decir tu nombre,
si ajeno se esconde
no quiero expresión.
Suelen mis ojos
tener como impresos
sus sueños risueños...
Será poco, todo o nada pero atraviesa. Gracias.