El conflicto era inminente, ya no lo podía aplazar más, pero ¿cómo hacerle frente? Muchas veces lo había intentado, de corazón, pero una extraña fuerza la echaba para atrás. Esta vez, sin embargo, no sentía esa resistencia, sólo sentía que si se enfrentaba a él, cara a cara, algo muy grande iba a suceder y no sabía si estaba preparada para ello. Pero sí, cogió el teléfono y dijo: “Mamá me voy a casar con María”
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