lunes, 24 de mayo de 2010

Huella


Cada huella le decía qué paso debía de dar, se sentía segura así. Aunque hubiera un día soleado, un día lluvioso, un vendaval, sabía que poniendo sus pies en cada una de ellas, no le pasaría nada, su camino estaba asegurado. El miedo le entró un día en que, cuando menos lo esperaba, el agua las borró. El siguiente paso que dio, fue ella la que dejó la huella.

4 comentarios:

  1. La huella parlante, circulante, la que nunca llegó a ser fósil. La huella en la arena serena, en la dermis, en las enciclopedias, en la vasta extensión del pensamiento. La huella hermana, la que acompaña y guía, con la que nunca se nace, la imperceptible. La huella aprendida, sometida, emitida, recibida. La huella cautiva y libre, en sus múltiples facetas, nace, crece, se reproduce y nunca muere.
    Gracias amiga.

    ResponderEliminar
  2. Tal vez fue un miedo a la libertad de poder crear el camino que quisiera sin segur a nadie, a nada.
    Me gustó.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Es ley de vida: su huella la seguirán otros, lo quiera ella o no. Hasta que se borre, y entonces otros dejarán huellas nuevas, infinidad de caminos que nacerán partiendo del antiguo.
    Un abrazo, Su.

    ResponderEliminar
  4. Qué incertidumbre da salirse del camino marcado, o encontrar que tenemos que crear el camino paso a paso... ¡Pero qué reconfortante y enriquecedor es hacerlo!
    Muchas gracias, Su.

    ResponderEliminar

Comparte palabras...