Hoy volvió a ver a todas aquellas personas que ya habían dejado su mundo.
Cuando el avión atravesó las nubes que cubrían los cielos y las dejó a sus pies, le vino a la cabeza la pregunta que tantas veces hizo y que los adultos solemnemente le respondían: “En el cielo”.
Nunca les creyó… hasta hoy.
Yo estoy esperando a ir a Laponia para ver a Papá Noel :-D
ResponderEliminarBuena moraleja nos dejas aquí, Su, siempre hay que tener fe, porque las cosas más insospechadas, se pueden hacer realidad.
Un abrazo
Un viaje interesante entonces...
ResponderEliminarUn abrazo Su.
Es muy bueno Su! Sugiere mucho más que lo que dice. Me gustó!
ResponderEliminarSaludos!
Da igual lo que pase después, de lo que no sabemos podemos creer lo que queramos.
ResponderEliminarAbrazos
Un micro pequeño pero matón, Su. Se deja releer.
ResponderEliminarBlogsaludos
Cuánta dulzura hay en este relato...
ResponderEliminarY cuánta magia...
Precioso.
Ah! Y miles de gracias por esa mención.
ResponderEliminarBesos mayúsculos.
Muy bien, Su. La frase inicial cobra todo su sentido con el resto, enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo
Una delicia pasar por aquí.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuando toque el momento regreso y os lo cuento. Espero que suceda con 120 años, así que aguantar hasta entonces.
ResponderEliminarMuy bueno, Su. Lo dice todo sin decir apenas nada.
ResponderEliminarTal vez deberías ir cambiando el nombre a tu blog...
Besos con nubes.
De pequeñita, siempre que viajaba en avión, pasaba todo el tiempo mirando por la ventanilla a ver si encontraba algún angelito.
ResponderEliminarMe alegra que les haya gustado.
Abrazos fuertes a todos-as