Aunque casi nadie lo perciba,
cuando se abre un agujero en el cielo anuncia que se han abierto las puertas
del más allá. Yo sí lo veo. Desde que sentí la mano fría del abuelo entre las
mías al morir, cada cierto tiempo la historia se repite. Cuando las puertas del
cielo se abren, veo las almas subir, tan lentamente que antes de llegar al
cielo los cuerpos que han abandonado han tenido tiempo de descomponerse.
La última vez le tocó al hijo de
Juan. Nunca se perdonó no haberle dicho que, a pesar de siempre estar
discutiendo por ser un vago, era lo que más quería en este mundo. O a la
hermana de Dolores, que dejó escrito ante notario que para evitar más
sufrimiento la enterraran sin hacer funeral. También le sucedió a Paquito,
conocido en toda la ciudad por las serenatas que cantaba sin previo aviso bajo
la ventana de la vecina que le enamorara ese día.
Comentan que el estado de ánimo
influye en la fuerza de adhesión a la vida. En aquella ocasión, el agujero se
cerró tras absorber el alma de Juan. No soportó despedirse de su hijo y, tras
unos días, estaba junto a él.
Esta mañana lo he vuelto a ver.
No sé si llegaré a tiempo de decirte lo que siento, por eso te escribo
estas líneas…
Dolorosa sensación la de que alguien querido abandone esta "puerta de abajo" sin decirle todo aquello que por innumerables motivos dejamos para otros momentos y llegado ese momento sea demasiado tarde porque la "puerta de arriba" se haya abierto y ha generado una corriente de aire que ha cerrado la de abajo.
ResponderEliminarBeso de gofio
A veces pasa, duro, pero son aprendizajes...
EliminarBesos
¡Uf, Su, me has arañado el corazón con este micro! Abordas un tema que siempre me ha tocado; el momento de irse sin haberse despedido, o dejando cosas por decir, gracias por dar, perdones por recibir.
ResponderEliminarY lo haces de forma brillante.
¡Enhorabuena por un micro excelente!
Un abrazo.
Muchas gracias Pedro. Quise tocar dos temas, lo impredecible de la muerte, o de la vida, y mi propia experiencia de, por épocas, darse varios casos de conocidos que cruzan la puerta.
EliminarAbrazos
Me ha gustado mucho el tono preciso de un tema que duele como una lenta explosión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias CDG
EliminarUn abrazo...
Es que somos más mortales de lo que creemos, y ese agujero se abre mucho. Un relato muy distinto.
ResponderEliminarSi Cybr, cuando toca, toca.
EliminarBesos
Quizás sea este el mayor miedo que afronto, Su. No el miedo a la muerte, sino a marcharme sin haber dicho lo que tenía que decir, sin despedida.
ResponderEliminarUn micro excelente que me ha dejado pensando.Lo he releído tres veces antes de comentar y cuanto más lo leo más me gusta.
Felicidades.
Pues ese miedo que tienes, precisamente, es fácil de atajar.
EliminarComo suelen decir, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Besos
La muerte está ahí y, sin embargo, no está. Cuando la encontremos, no estaremos.
ResponderEliminarTe invito a pasarte por mi espacio.