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| Dibujo de Juanlu |
Vivían en mundos inversos. Ella, con los pies bien en tierra, todo siempre tenía que cuadrar. Pero su cabeza bien extendida hacia el cielo de vez en cuando le permitía soñar.
Él bailoteaba en el universo, sus pies saltaban de estrella en estrella. Con la sensación de que siempre vivía en el más allá, alguna vez dejaba descender su cabeza, necesitaba saber que existía tierra firme.
Un día, ella intentando volar y él intentando aterrizar, sus miradas se cruzaron y sus corazones se engarzaron.
Desde entonces saben lo que es acariciar el cielo y la tierra.
Para Eli y Jacob
El amor es un campo magnético, y los polos opuestos ya se sabe.
ResponderEliminarMe trajo a la cabeza una canción que habla justo de lo contrario. "A veces no esta mal la Soledad" de Los Limones ("piso el suelo desde el cielo y ya me ves, las cosas me van bien. Aún puedo controlar mi estupidez").
Acariciar a la vez el cielo y la tierra. That's love! o lo más aproximado, mientras no se pincha el globo ni se raja la tierra.
ResponderEliminarMuy bonita historia, sí señora.
Un beso.
Para volar es necesario tener pista de despegue... y de aterrizaje o en su defecto, no bajarse de la nube..
ResponderEliminarQué te voy a decir yo, lo volveremos a dibujar con más detalle, una inmersión hasta la profundidad de sus almas.
ResponderEliminarUn abrazo!
Ambos tocaban cielo y tierra, ambos tocaban su cariño, ambos tocaban su libertad, a ambos solo les faltaba ronronear con la suave mar para completar su eterno galopar.
ResponderEliminarBlogsaludos
Precioso cuento y dibujo.
ResponderEliminarUn cuento muy poético, se podían haber encontrado arriba o abajo, pero siempre resulta más fácil hacerlo en medio
ResponderEliminarUna buena manera de encontrar el equilibrio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con Juanlu de acompañante has dejado el amor con una descripción muy "encajable". HAy que aprovechar esos encuentros fortuítos, si señor.
ResponderEliminarUn saludo.
Ahá... el ahora tiene siempre tierra y aire.
ResponderEliminarY fuego, y agua.
Claro.
Besos yin yang.
Precioso!
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