lunes, 4 de julio de 2011

Hambre


-¡Un abrazo, por favor!- gritó lo más alto que pudo en medio de la calle. Le daba absolutamente igual quien se lo diera, no iba a poner ningún obstáculo. Ya fuera el vagabundo de la puerta de la Iglesia, la prostituta de la esquina, el niño que jugaba con la pelota o la señora que iba de compras, lo recibiría con los brazos abiertos.

Se estaba muriendo de a poco. Muriendo de hambre, de hambre de amor.

10 comentarios:

  1. Y es que es así, sin amor un@ se muere, yo al menos.
    Abrazos para darte de comer

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  2. Amor, cuanto más das más recibes.

    Un beso que ha vuelto a tender ropa en la azotea.

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  3. Tal vez debería haberse puesto a dar abrazos en vez de pedirlos... quizás.

    Besos... va, y abrazos.

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  4. Muchas veces necesitamos un abrazo, sólo una abrazo, y no lo pedimos por miedo a que no te lo den. Y un abrazo es mucho, se debería practicar más.

    Muy bueno, un abrazo.

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  5. Cruda realidad que llena los rincones de soledad.

    Blogsaludos

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  6. es que la calle está durísima Su! Hermoso relato!!

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  7. Qué hambre más difícil de calmar!

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  8. Y nadie regala ni siquiera una caricia.

    Hermoso, Su.

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  9. ¿Sabes que hay una asociación que va regalando abrazos por la calle?. Me gustó.

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  10. Mmmm abrazos... Uno para tí, pero de los ricos.

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