― Naciste de refilón una noche lluviosa de invierno― fueron las últimas palabras de mi madre en su lecho de muerte. Miles de imágenes se agolparon sin orden ni concierto en mi cabeza. Esa afirmación, con la que despidió la vida, dio sentido de pronto a la mía.
Mi corazón se comenzó a formar inesperadamente una noche de verbena en el pueblo, cuando mi madre, aún niña, se dejó llevar por un joven que no conocía y nunca conoció. Yo tampoco.
Me expulsó de su vientre mes y medio antes de lo esperado, entre arbustos a la orilla de una carretera de tierra, de regreso a casa tras doce horas de trabajo, sola, y bañada por el agua que caía del cielo. El frío nos hizo tambalear entre la vida y la muerte, un camionero que pasaba por allí nos decantó hacia la vida.
Nunca sentí el calor del cariño en mis entrañas, siempre, el peso de la culpa aplastando mi cuerpo. He tenido una existencia fría, gris y lluviosa. Mis primeros pasos en este mundo, que sí, fueron de refilón, marcaron con aplomo mi andar por esta vida.
¡Cuánta crudeza, Su! Y qué desasosiego causa.
ResponderEliminarEste es un micro duro, que cae en el lector como un mazazo en su nuca, que le deja tambaleando de tristeza.
Excelente, por cuanto escribir es hacer sentir.
Un abrazo,
Las impresiones del inicio de la vida quedan grabadas para siempre, de adulto cuantas inseguridades vienen como resultado de aquel abandono, de aquella falta de cariño.
ResponderEliminarUn contenido brutal y duro.
Recibe mis saludos.
Anna J R
no se puede uno dejar arrastrar por el pasado y que marque el camino siempre, hay que ssacudirse. Me gustó especialmente ese "nacer de refilón".
ResponderEliminarComparto todo lo que dice Pedro. Me ha quitado las palabras. Y tú el aliento.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un beso.
Desasosiego, como los escapistas que se esfuman de improviso:
ResponderEliminarhttp://programademanolibre.blogspot.com.es/2012/12/el-escapista.html
Un saludo!
Pues el padre se perdió una luz, menudo gilipollas, con perdón..
ResponderEliminarSu, ¿El nacimiento marcando nuestro destino? ¿Cómo los héroes y dioses griegos eran sentenciados por el oráculo? Vaya que podría ser, aunque muy triste.
ResponderEliminarMe gusta la contundencia del micro, Su. Su vocabulario, su ritmo, su "refilón" abriendo y cerrando... Sensaciones similares a las que sentí, allá por el siglo XX, cuando leí "La familia de Pascual Duarte".
ResponderEliminarAbrazotes directos
Muy buen micro, una existencia muy bien narrada en unas pocas escenas. Apetece seguir leyendo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo