Temía escribir y que sus sentimientos se quedaran para
siempre plasmados en un papel. Aunque cuando pasara página hubiera que empezar
de cero.
lunes, 30 de noviembre de 2015
viernes, 4 de septiembre de 2015
Azar
Nací aquí pero pude haber nacido allí,
Naciste allí pero pudiste haber nacido aquí.
Tú, yo, yo, tú. El azar determinó que fuera así, pero pudo haber sido diferente.
No mires hacia el otro lado, porque al otro lado puedes estar tú.
sábado, 29 de agosto de 2015
Tres a uno
Con la una fornicó, a la otra confió sus más profundos
secretos y con la última conoció lo que es el amor. Eran tres cuando la
conoció, lo era todo cuando la perdió.
lunes, 24 de agosto de 2015
Correspondencias
Después de aquél verano en la
playa continuaron compartiendo sus vidas en manuscritos que viajaban de norte a
sur, de sur a norte. Estaban llenos de anécdotas, de nostalgias, de sueños con un pronto reencuentro, pero nunca ocupaban ni siquiera un renglón de esas cartas
con lo que sentían el uno por la otra, la una por el otro. No eran capaces. Sus
sentimientos estaban atrapados en sus corazones, y por alguna razón, no se
desplazaban hacia sus brazos derechos para ser plasmados en el papel.
Una noche, cuando ya estaba
finalizando la carta del día, su corazón bombeó más fuerte que nunca. En
décimas de segundo el impulso modificó su recorrido y llegó hasta el cerebro, de
allí hasta su mano derecha, la que sujetaba el bolígrafo de tinta verde con el
que siempre le escribía. Sin apenas darse cuenta, quedaron dibujadas unas
letras que lo decían todo “et uqeiro”
domingo, 23 de agosto de 2015
Valiente cobarde
Me diste la enhorabuena por haber
sido capaz de abrir mi corazón y lanzarte todos mis sentimientos. Yo me
convertí en un ser vacío cuando volteaste antes de recogerlos y se rompieron
contra el suelo.
viernes, 21 de agosto de 2015
La puerta
Tras esa puerta ya desvencijada
quedaron atrapados, entre las telas de arañas del pasado, encuentros,
carcajadas, lágrimas, miradas cómplices, decepciones, sueños,… Hoy vuelvo a
estar frente a ella. Mis ojos intentan escurrirse entre las grietas de la
madera intentando adivinar si lo que esconde ya es la nada, o si por el contrario,
todo permanece. Mi mano sudorosa permanece inmóvil, incapaz de acercarse a la
manilla para transformar la adivinanza en realidad. Mi mente da vueltas
incesantemente sobre la idea de si es mejor abrirla o dejarla estar. Mi
corazón, latiendo con toda su intensidad, anhela recuperar lo que probablemente
ya está enterrado bajo el polvo. Permanezco frente a esa puerta que separa mi
pasado de mi presente, de mi futuro. Doy la vuelta a la llave, respiro aliviada,
quiero vivir, no revivir.
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