martes, 31 de agosto de 2010

La promesa



No había estado nunca en aquella playa a pesar de llevar viviendo toda su vida en la isla. Alguna vez se había asomado desde el mirador donde se veía hermosa y misteriosa. Mucho se ha hablado de esa playa, de sus peligros, de sus increíbles corrientes submarinas. Casi una leyenda.
Pero no dejaba de ser una playa, maravillosa, virgen, una playa donde la espuma varaba cada día inmune a las corrientes.
Era el día de mi cumpleaños y el día en que cumplimos la promesa. Nos habíamos prometido algo poco común en estos tiempos de prisas y estrés, algo sin costes, sin medidas, algo especial. Y ese día lo fue.
La playa nos esperaba hace miles de años o de vidas.
Quizá nos estábamos esperando.
Un paseo por la arena de Nogales, me regalaste ese día.


Relato de Pablo Díaz para Cuento contigo

Fotografía de Xabier Santakiteria: Arena de Nogales

lunes, 30 de agosto de 2010

Cuento contigo

Un amigo fotógrafo ha cumplido años, y me gustaría contar con todos los que pasen por aquí para hacerle un regalo diferente.
Si pasas por aquí, XSE, y alguna de las imágenes que ves te inspira, me encantaría que me hicieras llegar tu relato.
Aquí está el mío La rosa.
Que la magia comience a volar...

Altas temperaturas

El calor me saca el sueño,... el calor y mi cabeza, que da vueltas y vueltas. Parece que las altas temperaturas lo derriten todo allá fuera. ¡Uy! Mis pensamientos comienzan a fundirse. Por fin me puedo ir a dormir.

sábado, 28 de agosto de 2010

Miércoles 18





Graciela, 37 años, casada y con hijos. Su trabajo a través de internet la obliga a pasar mucho tiempo en casa, que sumado al que le dedica a la vida y obligaciones familiares le parece que en ocasiones le asfixia. Últimamente ha encontrado la manera de llevar su vida de una manera más llevadera, soñando a través de los relatos que escribe.
Ignacio, 32 años, soltero y atrapado por los convencionalismos. Trabaja como comercial, todo el día en la calle. El tiempo que no pasa intentando convencer a sus clientes de las magnificas cualidades de sus productos, lo pasa procurando que sus amigos no lo dejen de lado. Cada vez es más consciente de que el mejor momento del día es cuando llega a casa, sólo, sin necesidad de rendir cuentas a nadie, se sienta en el sillón y comienza a escribir relatos liberadores.
María, 34 años, vive con su familia. Tiene trabajo esporádico, muy determinado por la situación económica actual. Ésto, unido a otras circunstancias, le hacen sentir que vive una vida que ella no ha elegido. Escribe relatos donde sus protagonistas suelen tomar las riendas de su vida, es una manera de decirse que ella también puede.
Miércoles 18 y se disponen, cada uno desde un lugar del planeta, a crear sus sueños añorados. De tanto insistir en buscar mundos ideales, los han dejado de encontrar. Se han olvidado de creer que sus mundos están en ellos mismos.


Este micro está conectado a través de la magia del miércoles 18 a los relatos:

- Miércoles de Haikum
- Miércoles 18 de Relatos de Andar por Casa

viernes, 27 de agosto de 2010

Contradicciones

No quiero que me digas que me quieres porque no me lo creo, ya sé que no me quieres porque no me lo dices. Tus silencios son reveladores, sobran las palabras. Para la próxima vez que quieras que me entere de que me quieres, calla y bésame.

jueves, 26 de agosto de 2010

¿Y el extremo?


Se encontraba enredada en una gran madeja de lana, por más que intentaba salirse fuera, cada vez se sentía más liada. No buscaba deshacerse de ella, sabía que esa madeja era parte de ella, lo que le daba calidez a su corazón. Lo único que quería era lograr encontrar uno de los extremos.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Titileo


La noche era perfecta, mar en calma, temperatura agradable, cielo despejado, amor, luna llena... Sus rayos en combinación con el amor que desprendían sus corazones dieron lugar a un extraño efecto. Todos los que allí se encontraban comenzaron a titilar, poco a poco se fueron transformando en estrellas.

Fotografía sacada de Titilar, Relatos de andar por casa

lunes, 23 de agosto de 2010

Garabatos


Cogió un lápiz y dibujó una casa con su cocina, su salón, sus habitaciones, su baño. No se olvidó de sus habitantes, allí, en el salón, estaban un papá, una mamá y un niño que parecía que estaban jugando. A la casa no le faltó tampoco una puerta y sus ventanas. Mientras dibujaba, debajo de aquel puente, una lágrima le recorrió la mejilla y cayó en la ventana. Afuera de la casa llovía.

domingo, 22 de agosto de 2010

Ojos verdes

Esos ojos verdes se clavaron en su mirada de tal manera que impedían que ella los evadiera. Quería mirar para otro lado, pero le resultaba imposible.
Esos ojos verdes se habían adentrado en ella, conocían todos sus rincones; sus dudas, sus miedos, sus sueños, sus tristezas, sus enfados con el mundo, con los demás, con Dios. A ella le dolía ser tan vulnerable, no poder esconder ante esos ojos verdes las crisis existenciales por las que estaba pasando.
Esos ojos verdes, no teniendo miedo a que ella intentara evitar la mirada, habían sido su salvación.

sábado, 21 de agosto de 2010

Luz verde


Cada vez que veía el simbolito verde al lado de su nombre le daba un vuelco el corazón, llegaba el momento de vaciarlo y si era posible, llenarlo con nuevas emociones, pero eso ya dependía de como hubieran tenido el día.
Ahí estaban, ella en la habitación del final del pasillo y él en el salón, más cerca que cuando se sentaban en la mesa para comer.

jueves, 19 de agosto de 2010

Cambio

Todo cambiaba a su alrededor, pero sentía que ella no lo hacía y que los demás no querían que cambiara.
Luchaba por demostrar que quería cambiar.
No se daba cuenta que con esa lucha ya estaba cambiando.

miércoles, 18 de agosto de 2010

El escritor


El escritor estaba hasta las narices de que sus mejores textos se parieran en momentos de tristeza, melancolía, dolor, en los días que más grises amanecían. Quería cambiar con eso, que se le recordara por la energía positiva que transmitía en lo que escribiera. El primer paso fue subir a la azotea, con un folio en blanco, los días en que un sol radiante entrara por su ventana. Acabó escribiendo, sí, pero movido por la frustración de no conseguir inspiración y por el dolor de las quemaduras del sol en su espalda. Como segundo intento, decidió quedarse en casa, creando un ambiente de luz y música adecuado, pero sus pensamientos de soledad le invadieron y su texto quedó nuevamente empapado de tristeza. Fue entonces cuando desistió de escribir, se negaba a que sus relatos lo acabaran volviendo gris a él. Cogió su sombrero, el periódico y salió a pasear a la calle sin percatarse de que la gente con la que se cruzaba le sonreía y que eso producía un efecto placentero en él. Algo curioso sucedió en ese momento, su mano derecha parecía que de manera autónoma, se apoderaba del bolígrafo que tenía en el bolsillo de su camisa, con la izquierda, abría el periódico por una página en la que un espacio en blanco le permitía hacer anotaciones. Allí se comenzó a escribir el texto más libre y luminoso de su vida.

martes, 17 de agosto de 2010

Viento


Y si me lleva el viento... ¿a dónde voy?

domingo, 15 de agosto de 2010

Obra de arte

El escultor puso todo su corazón en hacer aquella estatua de arcilla con forma de mujer, tanto que un trozo de él quedó dentro de su obra sin darse cuenta. Hasta ahora había sido el trabajo del que más orgulloso se había sentido y todos los días pasaba horas contemplándola, admirando su belleza.
Sin embargo, nunca se percató de que la figura de mujer en ocasiones crujía. Bajo la capa de arcilla, un corazón palpitaba cada vez más. Una mujer había atrapada en aquel molde de arcilla, triste por no poder ser libre, con angustia por el miedo que le suponía la incertidumbre de no saber que pasaría si su corazón palpitaba demasiado y lo que hasta ahora la mantenía en pie se hacía añicos.
Una noche, cuando el escultor se acercó a su obra, vio una mancha marrón en el suelo. Al levantar la mirada observó cómo de los ojos de la bella mujer salían unas lágrimas. Tembló, su rostro ya comenzaba a desfigurarse…
Cualquier parecido con Pigmalión ha sido pura coincidencia.

viernes, 13 de agosto de 2010

Lágrimas de San Lorenzo


Bajo el cielo estrellado fueron empapados por las lágrimas de San Lorenzo y se contagiaron. Lloraron de alegría y satisfacción por estar juntos y por todos los momentos compartidos, lloraron de añoranza y de tristeza al tener presente que esos momentos no durarían toda la vida.

jueves, 12 de agosto de 2010

Vivalavida



Cuando entregué mi curriculum a la secretaria pude leer en su rostro un gran rótulo que decía: “Así va el mundo”. En cierta forma me enfadó como reaccionó, desde que había decidido cambiar de profesión me sentía muy incomprendido, pero a pesar de todo no me importaba, nunca había sido tan feliz. A partir de ahora me dedicaría a aprovechar todas las oportunidades que me ofreciera la vida para crecer, a destruir los miedos que me impedían avanzar, a conocer a las personas y enriquecerme de ellas, a sonreír, a abrazar. En mi curriculum pone como profesión: “Vivalavida”. A quien no le guste, que no me contrate.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Reflejos

De pie frente al espejo intentaba descubrir algo que no veía, a sí misma. Acariciaba su pelo con las manos, se tocaba las mejillas, pero aquel espejo no le devolvía lo que ella esperaba. Cuando centra su atención en lo que hay tras de sí, allí se encuentra, sentada en el viejo sofá de la abuela, con los brazos abiertos esperando darle un abrazo, con el rostro reflejando la paz que nunca había encontrado. Había llegado su hora…

domingo, 8 de agosto de 2010

Perdido




Con el GPS en las manos temblorosas lloraba sin consuelo. Temía perderse las primeras palabras de su hija, los besos y abrazos de su mujer al llegar a casa, el que podría ser el último cumpleaños de su abuela, la posbilidad de decirle a su padre cuanto lo había echado de menos...

jueves, 5 de agosto de 2010

Gafas

Estaba derrotado, sentado en el sofá frente a la ventana del salón, todo a su alrededor se estaba derrumbando. Su matrimonio transcurría de pelea en pelea, en el trabajo apenas habían ganancias, ya era secreto público que había recorte de personal y que él sería el siguiente, su hija, una adolescente rebelde, no le dirigía la palabra, había dejado de ir a jugar al tenis con los amigos porque ya no se sentía con fuerzas para ello. Afuera, tras la ventana, unos nubarrones grises anunciaban tormenta.
Se le había pasado por la cabeza acabar con todo, pero esos pensamientos le asustaron y prefirió coger el periódico para espantarlos. ¡También la vista le estaba fallando! Al ponerse las gafas que estaban en la mesita sus ojos se dirigieron a una noticia que había en la portada: “Hoy todas las personas han alcanzado la felicidad”. Se sacó las gafas y limpió los ojos, sin ellas no la leía. Se las volvió a poner, allí estaba. Levantó la vista de la prensa y vio como por la ventana entraban los rayos del sol, por la espalda notó como su mujer se acercaba, lo abrazaba y le daba un beso en la mejilla, su hija se había sentado junto a él y le había dicho que le gustaría que pasaran el día juntos. Se miró al espejo y vio a otra persona, llena de vida. Buscaría otro trabajo, comenzaría a hacer lo que le gustaba, jamás se quitaría las gafas.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Caída libre


Parecía que el cielo, en cualquier momento, se caería sobre nosotros. Sería un problema, el planeta se quedaría plano.

lunes, 2 de agosto de 2010

La rosa


La rosa blanca, en un principio, no pudo entender por qué fue cogida del jardín. La cortaron con mucha delicadeza, apenas sintió dolor. Cuando se dio cuenta, estaba rodeada de varias rosas blancas más, de las que supuso que tendrían la misma misión que ella. Unas dulces manos comenzaron a disponerlas de manera perfectamente estudiada, de forma que pasadas unas horas ya pudo adivinar que, junto a sus compañeras, tendría una misión importante. Estaban todas muy orgullosas de que hubieran contado con ellas para ese día.
Y llegado el momento allí estaban, entre las manos sudorosas y temblorosas de aquella novia radiante que miraba con mucho amor al hombre con el que compartiría su vida, contentas y emocionadas al oírles decir “¡Sí, quiero!